sábado, 27 de abril de 2013

Está exhausta. 
Se cansó de caminar sin rumbo, 
de llevar a media asta el alma. 
El hastío de una espera rebotó en sus lágrimas, 
en el río de la angustia, que subsume la mirada trémula
de quien por temor no ama…
y se la llevó la marea del frenético torrente de la soledad amada.

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