viernes, 11 de octubre de 2013

Y un día te levantas y descubres que no valió la pena esforzarse tanto. Que haber dejado tu forma de pensar a un lado para aceptar la de él no era correcto. Y entonces despiertas siendo la amiga de tu amigo, el que busca a otra, el que llama a otra, el que le coquetea a otra. Y piensas que tanta espera realmente fue infructuosa. Y lloras indignada y maldices su existencia. Pero, al final cuando te calmas, te miras al espejo y ya no eres la misma, tienes otra cicatriz en tu cara. Entonces, te levantas, vas al tocador y maquillas la herida y te observan viva, bonita. Y sales a la calle bajo el sol de septiembre y de nuevo un hombre saluda y te sientes querida. Y te ilusionas y sueñas, pero ahora eres tú la mujer segura, decidida y fuerte ... Y así te quiso... Ahora entiendes que valió la pena sufrir para saber cuánto vales y quien eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario